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EL PODER DE LAS PALABRAS...

Un sabio maestro se dirigía a su atento auditorio dando valiosas lecciones sobre el poder sagrado de las palabras y su influencia en nuestra vida y la de los demás. Hasta que de repente un hombre lo interrumpió:
 - Lo que usted dice no tiene ningún valor.

El maestro lo escuchó con mucha atención y tan pronto terminó la frase, le gritó con fuerza:
- ¡¡Cállate, estúpido!!

Ante el asombro de la gente, el aludido se llenó de furia y soltó varios insultos. Cuando estaba fuera de sí, el maestro alzó la voz y le dijo:
- Perdone caballero, lo he ofendido y le pido perdón; acepte mis sinceras excusas y sepa que respeto su opinión, aunque estemos en desacuerdo.

El señor se calmó y le dijo al maestro:
- Lo entiendo y también pido disculpas y acepto que la diferencia de opiniones no debe servir para pelear, sino para mirar otras opciones.

El maestro le sonrió y le dijo:
- Perdone usted que hay actuado de esta manera, pero asi hemos visto todos, del modo más claro, el gran poder de las palabras: con unas pocas lo alteré, y con otras pocas lo calmé.

Las palabras no se las lleva el viento, las palabras dejan huella, curan o hieren a una persona.

Los griegos decían que la palabra era divina y los filósofos elogíaban el silencio. Piensa en esto y cuida tus pensamientos, porque ellos se convierten en palabras, y cuida tus palabras, porque ellas marcan tu destino.

Eres sabio si sabes cuándo hablar y cuándo callar.
Anónimo

LECCIONES DEL CACTUS...

Si Dios eligiese una planta para representarlo, creo que elegiría al cactus, pues posee casi todas las bendiciones que Él intentó otorgar al hombre.

El cactus es humilde pero no sumiso. Crece donde no es capaz de crecer ninguna otra planta. No muere si el sol le quema en la espalda, tampoco si el viento lo arranca del acantilado o lo sepulta en la arena seca del desierto. Tampoco se queja si está sediento, ya que cuando llega la lluvia almacena agua para futuros tiempos difíciles. Florece de igual manera en el buen tiempo que en el malo. Se guarda del peligro y no hace daño a ninguna otra planta. Se adapata perfectamente casi a cualquier medio.

El cactus tiene propiedades que le permiten curar las heridas de los hombres y contiene extrañas sustancias que pueden hacer que una persona toque el rostro de Dios o se asome a la boca del infierno.

Es la planta de la paciencia y de la soledad, del amor y de la locura, de la belleza y de la fealdad, de la dureza y de la suavidad.

¿No cree usted que de todas las plantas, fue el cactus a quien Dios hizo a su propia imagen?
Anonimo
 

DESGANA...

No tengo ganas de escribir
pero la letra avanza sola
forma palabras y relevos
que reconozco como mios,

En la ventana llueve
tantas veces la calle
brilló sin fundamento,

No tengo ganas de escribir
por eso queda el tiempo en blanco
y no es un blanco de inocencia
ni de palomas, ni de gracia,
 
En la ventana llueve
tantas veces la calle
se anegó de presagios,

No tengo ganas de escribir
pero la lluvia llueve sola.

Mario Benedetti

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