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FELIZ NAVIDAD Y PROSPERO AÑO NUEVO!...

Les deseo con todo el corazón,
que pasen una bonita Navidad,
que reciban al niño Jesús con alegría
y con el corazón abierto.

Que este nuevo año que llega
sea un buen año, 
que sus metas trazadas se cumplan,
el mas pequeño de sus sueños se realice.
Y
Que el Amor y la Salud 
reine en sus hogares.


EL CIELO ESTA DENTRO DE MI...

En lo alto de la sierra
me detuve a descansar,
pero senti que me iba
sin moverme del lugar,

Los ojos se me perdieron
en aquella inmensidad
y me OLVIDÉ de mi mismo
tanto mirar y mirar,



De pronto me ha preguntado,
la voz de la SOLEDAD,
si andaba buscando el cielo
y yo respondí quizas,

El cielo está dentro de uno
y está el infierno también
el alma escribe sus libros
pero ninguno los lee,

A veces uno camina 
entre la sombra y la luz 
en la cara la sonrisa
y en el corazón la cruz,

Buscalo al cielo en ti mismo
que allí lo vas a encontrar
pero no es fácil hallarlo
pues hay mucho que luchar,

Por caminos solitarios
Yo me puse a caminar
por fuera nada buscaba
pero por dentro quizás.

(Enrique Bunburry)

LA ANCIANA MENDIGA...

En la época de Buda vivió una anciana mendiga llamada "Confiar en la Alegría".
Esta mujer observaba como reyes, príncipes y demás personas hacían ofrendas a Buda y sus discípulos y nada le habría gustado más que poder hacer ella lo mismo.
Así pues, salió a mendigar y después de un día entero sólo había conseguido una monedita. Fue al vendedor de aceite para comprarle un poco, pero el hombre le dijo que con tan poco dinero no podía comprar nada.
Sin embargo, al saber que queria el aceite para ofrecérselo a Buda, se compadeció de ella y le dio lo que quería.

La anciana fue con el aceite al monasterio y allí encendió una lamparilla, que depositó delante de Buda mientras le expresaba este deseo:
–No puedo ofrecerte nada más que esta minúscula lámpara. Pero, por la gracia de esta ofrenda, en el futuro sea yo bendecida con la lámpara de la sabiduría.
Pueda yo liberar a todos los seres de sus tinieblas.
Pueda purificar todos sus oscurecimientos y conducirlos a la iluminación.
A lo largo de la noche se agotó el aceite de todas las demás lamparillas; pero la de la anciana mendiga aún seguía ardiendo al amanecer cuando llegó Maudgalyayana, discípulo de Buda, para retirarlas.
Al ver que aquella todavía estaba encendida, llena de aceite y con una mecha nueva, pensó: No hay motivo para que esta lámpara permanezca encendida durante el día, y trató de apagarla de un soplo. Pero la lámpara continuó encendida. Trató de apagarla con los dedos, pero siguió brillando. Trató de extinguirla con su túnica, pero aún así siguió ardiendo.
Buda, que había estado contemplando la escena, le dijo:
–¿Quieres apagar esa lámpara, Maudgalyayana? No podrás. No podrías ni siquiera moverla, y mucho menos apagarla. Si derramaras toda el agua del océano sobre ella, no se apagaría. El agua de todos los ríos y lagos del mundo no bastaría para extinguirla.
–¿Por qué no?
–Porque esta lámpara fue ofrecida con devoción y con pureza de mente y corazón. Y esa motivación la ha hecho enormemente beneficiosa.
Cuando Buda terminó de hablar, la mujer se le acercó y él profetizó que en el futuro llegaría a convertirse en un buda perfecto llamado - Luz de la lámpara.
Así pues, es nuestra motivación, ya sea buena o mala, la que determina el fruto de nuestros actos. 
Shantideva dijo:
"Toda la dicha que hay en este mundo,
Toda proviene de desear que los demás sean felices;
Y todo el sufrimiento que hay en este mundo,
Todo proviene de desear ser feliz yo.
Puesto que la ley del karma es inevitable e infalible, cada vez que perjudicamos a otros nos perjudicamos directamente a nosotros mismos y cada vez que les proporcionamos felicidad, nos proporcionamos a nosotros mismos felicidad futura.

Anónimo

MI PADRE ES EL PILOTO...

Un niño abordó un avión para viajar a Nueva York, llamando la atención de todos, sube al avión con boleto en mano, busca su asiento y se sentó al lado mío. Se veía un niño educado, seguro e inteligente. Me miró, sonrió, sacó un libro y comenzó a dibujar, pintar y colorear. 

A pesar de su corta edad, acaso unos 8 años, no presentaba rasgos de ansiedad ni nerviosismo al despegar el avión. El vuelo no fue muy bueno, hubo tormenta y mucha turbulencia. De momento una sacudida fuerte y todos estaban muy nerviosos; pero, el niño mantuvo su calma y serenidad en todo momento.
¿Cómo lo hacía?, ¿Por qué su calma? 
Hasta que una mujer frenética le preguntó - Niño: ¿no tienes miedo? - "No señora”, contestó el niño y mirando su libro de pintar le dice: ”Mi padre es el piloto”...
 
A lo largo del camino nos vamos a encontrar con sucesos que nos sacudan como en una turbulencia. Habrá momentos en los que no veremos el terreno sólido y nuestros pies no pisarán lugar seguro. No veremos dónde sostenernos, estaremos inseguros. En esos tiempos hay que recordar que nuestro PADRE es el piloto. A pesar de las circunstancias, nuestras vidas están puestas en el creador. 
Así que la próxima vez que llegue una tormenta a tu vida o si en este momento estás pasando por una, alza tu mirada al cielo, CONFÍA y di para ti mismo/a: ¡¡Mi PADRE es el piloto!!

Anónimo

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