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DEPENDE DE LA FORMA...

Un Sultán soñó que habí­a perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó llamar a un Sabio para que interpretara su sueño.
- ¡Qué desgracia mi señor! – exclamó el Sabio – Cada diente caí­do representa la pérdida de un pariente de vuestra majestad.
- ¡Qué insolencia! – gritó el Sultán enfurecido – ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí­!
Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos.
Más tarde ordenó que le trajeran a otro Sabio y le contó lo que habí­a soñado. Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo:
- ¡Excelso señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivirás a todos vuestros parientes.
Se iluminó el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro.
Cuando éste salí­a del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado:
- ¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer Sabio. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro.
- Recuerda bien amigo mí­o – respondió el segundo Sabio – que todo depende de la forma en el decir las cosas… uno de los grandes desafí­os de la humanidad es aprender a comunicarse.
- De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. Que la verdad debe ser dicha en cualquier situación, de esto no cabe duda, mas la forma con que debe ser comunicada es lo que provoca en algunos casos, grandes problemas.
- La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura ciertamente será aceptada con agrado.
 
Anónimo

TIEMPO VA...

Va pasando el tiempo,
tiempo que se ha tornado largo,
parece ir en carruaje,
cuando debería ir en tren,

No me acobardan los días,
a pesar de la apatía,
que me abruma,
hasta el cansancio,

Hay dias buenos,
llenos de momentos
que me graban sonrisas,
que alegran a mi corazón,

Hay dias malos,
que prefiero olvidarlos,
después de enfrentarlos
con firmeza en mi razón,

Y sé que no estoy sola,
la soledad ya no ahoga,
no entristecen los recuerdos,
algunas noches de nostalgia,

Lo compensan los días nuevos,
buscando mis sueños,
me abraza la esperanza,
a cada paso que doy
me besa el cielo. 

Amisha

EN EL ALMA...

Estas allí, me pregunto
no te veo
no te siento en nada,

Estas allí, me contesto
en el vacío
en el penar de mi mirada,

Estas allí en la distancia
gritar no sirve de nada
susurra el viento tu nombre,

Estas allí, en las nubes
en las olas, en el mar, el cielo,
en mi alma.

Amisha

AYER TE VI...

Ayer cuando te vi,
a lo lejos,
la distancia poco a poco,
se fue acortando,

Senti caballos venir
a toda fuerza el galope,
se adueñaban de mi pecho
el aire se empezó a extinguir,

En un latido agitado
se convirtio un suspiro,
discimule mi respiración
las palabras se acortaron,

Todo deseaba decirte,
nada salia de mi,
las ideas se alborotaron
me perdi en ti,

Recorrí cada espacio,
que grabe en mi pensamiento
en un movimiento lento,
cada uno de tus gestos,

Hice un alto en tu mirada,
una línea marcada,
regalo del tiempo,
en una pequeña sonrisa clara.

Amisha
"Hacia la luz..." 

AL OTRO LADO DE LA VENTANA...


Dos hombres, ambos muy enfermos, ocupaban la misma habitación de un hospital. A uno se le permitía sentarse en su cama cada tarde, durante una hora, para ayudarle a drenar el líquido de sus pulmones. Su cama daba a la única ventana de la habitación. El otro hombre tenia que estar todo el tiempo boca arriba. Los dos charlaban durante horas.
Hablaban de sus mujeres y sus familias, sus hogares, sus trabajos, su estancia en el servicio militar, donde habían estado de vacaciones. Y cada tarde, cuando el hombre de la cama junto a la ventana podía sentarse, pasaba el tiempo describiendo a su vecino todas las cosas que podía ver desde la ventana.
El hombre de la otra cama empezó a desear que llegaran esas horas, en que su mundo se ensanchaba y cobraba vida con todas; las actividades y colores del mundo exterior.
La ventana daba a un parque con un precioso lago. Patos y cisnes jugaban en el agua, mientras los niños lo hacían con sus cometas. Los jóvenes enamorados paseaban de la mano, entre flores de todos los colores del arco iris. Grandes árboles adornaban el paisaje, y se podía ver en la distancia una bella vista de la línea de la ciudad.
Según el hombre de la ventana describía todo esto con detalle exquisito, el del otro lado de la habitación cerraba los ojos imaginaba; la idílica escena.
Una tarde calurosa, el hombre de la ventana describió un desfile que; estaba pasando. Aunque el otro hombre no podía oír a la banda, podía verlo, con los ojos de su mente, exactamente como lo describía el hombre de la ventana con sus mágicas palabras.
Pasaron días y semanas. Una mañana, la enfermera de día entró con el agua para bañarles, encontrándose el cuerpo sin vida del hombre de la ventana, que había muerto plácidamente mientras dormía.
Se lleno de pesar y llamó a los ayudantes del hospital, para llevarse el cuerpo. Tan pronto como lo considero apropiado, el otro hombre pidió ser trasladado a la cama al lado de la ventana. La enfermera le cambia encantada, y tras asegurarse de que estaba cómodo, salió de la habitación.
Lentamente, y con dificultad, el hombre se irguió sobre el codo, para alzar su primera mirada al mundo exterior; por fin tendría la alegría de verlo el mismo. Se esforzó para girarse despacio y mirar por la ventana al lado de la cama… y se encontró con una pared blanca.
El hombre pregunta a la enfermera que podría haber motivado a su compañero muerto para describir cosas tan maravillosas a través de la ventana.
La enfermera le dijo:
“Quizás solo quería animarle a usted”
 
MORALEJA:
Es una tremenda felicidad el hacer felices a los demás, sea cual sea la propia situación. El dolor compartido es la mitad de la pena, pero la felicidad, cuando se comparte, es doble.
“Hoy es un regalo, por eso se llama el presente”
Anónimo


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