En el
fondo de un viejo estanque, vivía un grupo de larvas que no comprendían por qué
cuando alguna de ellas ascendía por los largos tallos del lirio hasta la
superficie del agua, nunca más volvía a descender donde ellas estaban.
Se
prometieron una a otra que la próxima de ellas que subiera hasta la superficie,
volvería para decirles a las demás lo que le había ocurrido.
Poco
después, una de dichas larvas sintió un deseo irresistible de ascender hasta la
superficie.
Comenzó a
caminar hacia arriba por uno de los finos tallos verticales y cuando finalmente
estuvo fuera se puso a descansar sobre una hoja de lirio. Entonces experimentó
una transformación magnifica que la convirtió en una hermosa libélula con unas
alas bellísimas.
Trató de
cumplir su promesa, pero fue en vano.
Volando
de un extremo al otro de la charca podía ver a sus amigas sobre el fondo.
Entonces
comprendió que incluso si ellas a su vez hubieran podido verla, nunca habrían
reconocido en esta criatura radiante a una de sus compañeras.
El hecho
de que después de esa transformación que llamamos muerte, no podamos ver a
nuestros amigos o familiares, no significa que hayan dejado de existir...
"Cuentos para crecer y
curar"
Michel Dufour