
El sabio siempre respondía a todas las preguntas sin ningún tipo de duda.
Impacientes con el sabio, las niñas decidieron inventar una pregunta que él no pudiera responder.
Así que un día una de ellas capturó una linda mariposa azul con la que pensaba engañar al sabio.
¿Qué vas a hacer? - le preguntó su hermana.
-Voy a esconder la mariposa entre mis manos y la dejaré volar. Si dice que está viva, la apretaré y la aplastaré.
De esta manera, cualquiera que sea su respuesta, ¡será una respuesta equivocada!
Las dos niñas fueron entonces al encuentro del sabio, que estaba meditando.
-"Tengo aquí una mariposa azul. Dígame, sabio ¿está viva o muerta?
Muy calmadamente el sabio sonrió y respondió:
-"Depende de tí... Ella está en tus manos."
Nuestra vida está en nuestras manos como aquella mariposa azul. Nos toca a nosotros saber que hacer con ella. No debemos de culpar a nadie.
Relato oriental
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